Me llamo Manolo y soy un cerdo.
Esto lo digo en sentido literal. Cierto es que no me he duchado en toda mi vida, como también lo es que no uso desodorante ni me afeito, pero es que yo tengo cuatro patas, cola rizada y la piel de color rosa. Lo que viene siendo un cerdo, vamos.
Estoy aquí en representación de mis congéneres, para expresar nuestra profunda indignación por todo este asunto de la gripe porcina.
Medio mundo se pone a estornudar y a toser, y por fin encontramos una noticia alternativa a la dichosa crisis. Bien, yo me alegro de que cambiemos de tercio, porque una cosa es que nos informen de cómo está la situación, y otra que nos bombardeen mañana, tarde y noche con una visión casi apocalíptica de un más que negro futuro, en forma de reportajes de lo más variopinto, en los que se ha llegado a ver desde promotores inmobiliarios al borde del suicidio hasta proxenetas de esquina declarando que «la cosa está mu shunga».
Bien, si de lo que se trata es de ponernos catastrofistas, -que parece que la cuestión es esa- al menos es un alivio cambiar de tema. Pero dentro de un orden, por favor.
Yo tenía entendido que uno es inocente hasta que se demuestra lo contrario, y sin embargo, a nuestro colectivo se nos ha acusado injustamente de provocar una pandemia, cuando es evidente que nosotros, los puercos, gozamos de una salud inmejorable.
«Échale la culpa al cerdo» parece que va a ser el tema del verano, cuando la responsabilidad al final siempre es vuestra, y sólo vuestra. A saber lo que habréis hecho.
Primero fueron las vacas locas, luego la gripe aviar, al poco, el anisakis… Porque ésa es otra: Mira que os gusta comer porquerías. ¿Es que no tenéis vitrocerámicas, freidoras, microondas…? ¿A qué viene comer pescado crudo? Con lo buenas que están las huevas fritas y el cazón en adobo… Y luego decís que los cerdos comen de todo… pues anda que vosotros.
En cualquier caso, y dado que se ha demostrado que en lo tocante a nuestro colectivo estamos todos como una pera, la Unión Europea está pidiendo que se cambie la denominación de «Gripe Porcina» por la de «Nueva Gripe».
Bueno, el término no es muy original. Yo le habría llamado «Gripe Jalapeña», por ejemplo, o «Gripe Tex Mex», pero ya se sabe que a los políticos no se les puede pedir demasiado en lo que a la inventiva se refiere. De todos modos, el gesto es de agradecer. Se nota que viene de un colega. Y es que, eso de que los políticos son todos unos cerdos, tiene su mijita de fundamento.
Aún así, no las tengo yo todas conmigo, fíjate. Seguro que al final se sacan de la manga que en una aldea de Guanajuato han visto a un cerdo tomando Frenadol y sonándose los mocos. La cosa es escurrir el bulto.
Pero da igual. Sois vosotros los que estáis moqueando y tosiendo, mientras que nosotros seguimos revolcándonos en el barro y comiendo sin contar calorías, y eso os da mucha envidia.
Envidia cochina, marrana y porcina.
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